La banca pide auxilio al BCE para evitar otra crisis de crédito
Las entidades aventuran graves dificultades si el banco central no toma hoy decisiones cruciales para asegurarles la liquidez. Reclaman que compre deuda pública y haga subastas a largo plazo
Las entidades aventuran graves dificultades si el banco central no toma hoy decisiones cruciales para asegurarles la liquidez. Reclaman que compre deuda pública y haga subastas a largo plazo
V. ZAFRA / P. BLÁZQUEZ
Grave preocupación. La economía mundial vuelve a estar en un momento crucial y el Banco Central Europeo (BCE) tiene hoy en sus manos la posibilidad de evitar que nos adentremos en una nueva crisis del crédito como la que se generó a raíz de la caída de Lehman Brothers. La banca europea clama por un poco de oxígeno (dado que no puede conseguir dinero en los mercados) y los propios gobernantes están muy alarmados por la situación. Los bancos apenas se prestan dinero entre sí porque no se fían unos de otros y si eso se prolonga acabarán por no prestar ninguno a los clientes porque no tendrán liquidez para hacerlo.
Los analistas y las entidades financieras tienen clara la solución, pero ven falta de determinación en el BCE por los fuertes debates internos que tienen entre los representantes de los diferentes países y por la reticencia del Bundesbank alemán .
Los bancos piden liquidez a más largo plazo para prestar a los clientes
En el propio Banco de España admiten que existe mucha tensión y problemas en los mercados y que hay gran expectación ante la reunión del BCE de hoy. Un alto ejecutivo de un banco español aseguraba esta semana a Público que es necesario que el banco emisor deje claro su mensaje y que sea contundente.
El asesor de la Reserva Federal y director de Análisis Financiero de Funcas, Santiago Carbó, afirmó ayer que la situación es "muy preocupante" y añadió que si no se aprueban las medidas necesarias, "estaremos en el precipicio" y "las entidades financieras, incluidas las españolas, atravesarán serias dificultades". Su propuesta es que el BCE empiece de verdad a comprar deuda pública, porque hasta ahora ha sido muy tibio, y que preste dinero a las entidades financieras a más largo plazo (en este momento sólo concede liquidez a un día, una semana y tres meses). Una gran subasta a seis meses calmaría al mercado y ayer es lo que se estaba esperando. Además, Carbó cree que sería decisiva una bajada de tipos de interés.
Con estas medidas confía Carbó y un poco de tiempo para confirmar que los planes de ajuste de los diferentes países funcionan y no van a dejar de pagar la deuda pública, el mercado interbancario volvería a operar con cierta normalidad. Ahora está cerrado y las entidades sólo consiguen dinero en el BCE. Prueba de ello, dice José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, es que tienen prestados 800.000 millones del banco emisor, el doble que en la época de la caída de Lehman Brothers, y 362.000 millones los han depositados en el BCE porque no se fían de prestárselos a nadie más, informa Ana Tudela.
Si la financiación no llega a hogares y empresas, se agudizará la crisis
El problema, según Lorenzo Dávila, director del Instituto de Estudios Bursátiles, es que a final de mes vencen los créditos por 442.000 millones que el BCE entregó a las entidades financieras en una subasta hace un año y ahora no pueden renovarlos a plazo largo. Dávila está seguro de que el BCE aceptará hoy hacer una inyección a seis meses por unos 200.000 millones que introduciría, sobre todo, confianza.
El director de Thomson Reuters, José Ignacio Crespo, que no cree que se llegue a una situación como la de Lehman cree que la solución sería que el BCE anunciara que está dispuesto a comprar mucha deuda pública. "Sólo con el amago sería suficiente", asegura.
Las compras masivas de deuda pública permitirían bajar su precio y aliviarían la presión que existe sobre países como España, que cada vez tienen que pagar más caras sus emisiones. Eso eleva el riesgo de que caigan en suspensión de pagos y de que arrastren a las entidades.
El BCE, por tanto, tiene hoy en sus manos evitar una gran crisis del crédito, que agudizaría mucho la crisis económica y causaría serias dificultades a las empresas y a los hogares.