Mundial 2010 | Sudáfrica 1 - México 1
Márquez calla las trompetas
Defraudó México. El gol de Tshabalala, una contra perfecta. El árbitro escamoteó un penalti a los locales
Tomás Guasch | 12/06/2010
No hubo sonrisas al final del partido inaugural de este Mundial de
las trompetas, todos tomaron el 1-1 como mal menor, para nada fue una
conquista. Sudáfrica lamentó que se le escapara un partido que tenía
encarrilado y México, a lo sumo, suspiró porque el tanto de Márquez le
valió para evitar una derrota que no esperaba y hubiese sido fatal para
sus aspiraciones. Un gol que calló las trompetas. 1-1. Sólo eso.
Así, el equipo de Aguirre no pudo estrenarse con victoria ante el
adversario más flojo de su grupo, por más organizador que sea. Y no
respondió a la aseveración de su técnico sobre que maneja la mejor
selección de la historia del fútbol mexicano. Lo cierto es que esta vez
no se mostró contundente en ninguna de las dos áreas y cazó el empate
gracias a un despiste enorme del central Mokoena, que no dio el pasito
al frente que hubiese dejado en fuera de juego a tres mexicanos, tras
buen centro de Guardado.
Por partes. El inicio mexicano fue bueno y la salida surafricana,
todo menos un ataque en tromba propio de un equipo local y, además,
inferior. México tuvo cuatro claras ocasiones de adelantarse, pero ni
Giovani dos Santos (el mejor en esta fase), Vela (le anularon un gol por
fuera de juego) y el Guille Franco acertaron con el remate final.
Sudáfrica era una sombra entonces del equipo decidido que vimos el año
pasado en la Copa Confederaciones. Tuvo una sola ocasión, cuando Mphela
no llegó a cabecear un centro de Pienaar, el mejor de los suyos: cuando
este jugador del Everton agarra la pelota su equipo tiene criterio e
incluso peligro.
Y todo eso llegó tras el descanso. Aguirre salió con seis defensas,
el lateral Juárez emboscado como volante, por ejemplo. Quizá esperando
un rival feroz, pero se equivocó: ni le achucharon ni supo su equipo
adelantarse y bien lo mereció, en realidad regaló una hora al
adversario, pues cuando puso en liza ha Guardado, lo que queda de Blanco
y el Chicharito Hernández, su equipo fue mejor: normal, esos saben
jugar mirando la portería rival. Parreira, otro que de valiente tiene
poco, debió cavilar en el descanso que peor no podían jugar y estaban
empatados. El equipo dio un paso adelante, tiene buena condición física y
se le subió a las barbas a México. Tras un par de amagues, Tshabalala
culminó un contragolpe monumental con un zurdazo a la escuadra del
Conejo Pérez: mete ese gol La Roja y hacemos una vídeo, ¡o una película!
México acusó el golpe y Sudáfrica creció. Rodríguez cometió penalti
sobre Modise, agarrón cuando se disponía a rematar, y después del
empate, Mphela tiró al poste. El Bafanazo amenazaba pero los mexicanos
mejoraron con los cambios y el miedo a la derrota les espabiló. Tuvieron
la fortuna del error/inexperiencia de la zaga africana, que bien
lamentó Parreira después del partido. Con un solo pasito adelante, ya
digo, del central, la jugada hubiese sido invalidada por el árbitro
uzbeko que dirigió el partido. Con un auxiliar de su país y otro de
Kirziguistán y el cuarto árbitro, chino. Debe ser la universalidad del
Mundial, lo de Al Ghandour y cía forman parte del decorado, por lo
visto. Y no, mal no estuvo el pintoresco equipo arbitral: se comieron un
penalti que pudo ser el 2-0, pero eso sabemos que pasa en las mejores
familias. Pero que a la FIFA le gusta jugar con fuego tampoco se
discute. 1-1. Empate a decepción.
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Márquez calla las trompetas
Defraudó México. El gol de Tshabalala, una contra perfecta. El árbitro escamoteó un penalti a los locales
Tomás Guasch | 12/06/2010
No hubo sonrisas al final del partido inaugural de este Mundial de
las trompetas, todos tomaron el 1-1 como mal menor, para nada fue una
conquista. Sudáfrica lamentó que se le escapara un partido que tenía
encarrilado y México, a lo sumo, suspiró porque el tanto de Márquez le
valió para evitar una derrota que no esperaba y hubiese sido fatal para
sus aspiraciones. Un gol que calló las trompetas. 1-1. Sólo eso.
Así, el equipo de Aguirre no pudo estrenarse con victoria ante el
adversario más flojo de su grupo, por más organizador que sea. Y no
respondió a la aseveración de su técnico sobre que maneja la mejor
selección de la historia del fútbol mexicano. Lo cierto es que esta vez
no se mostró contundente en ninguna de las dos áreas y cazó el empate
gracias a un despiste enorme del central Mokoena, que no dio el pasito
al frente que hubiese dejado en fuera de juego a tres mexicanos, tras
buen centro de Guardado.
Por partes. El inicio mexicano fue bueno y la salida surafricana,
todo menos un ataque en tromba propio de un equipo local y, además,
inferior. México tuvo cuatro claras ocasiones de adelantarse, pero ni
Giovani dos Santos (el mejor en esta fase), Vela (le anularon un gol por
fuera de juego) y el Guille Franco acertaron con el remate final.
Sudáfrica era una sombra entonces del equipo decidido que vimos el año
pasado en la Copa Confederaciones. Tuvo una sola ocasión, cuando Mphela
no llegó a cabecear un centro de Pienaar, el mejor de los suyos: cuando
este jugador del Everton agarra la pelota su equipo tiene criterio e
incluso peligro.
Y todo eso llegó tras el descanso. Aguirre salió con seis defensas,
el lateral Juárez emboscado como volante, por ejemplo. Quizá esperando
un rival feroz, pero se equivocó: ni le achucharon ni supo su equipo
adelantarse y bien lo mereció, en realidad regaló una hora al
adversario, pues cuando puso en liza ha Guardado, lo que queda de Blanco
y el Chicharito Hernández, su equipo fue mejor: normal, esos saben
jugar mirando la portería rival. Parreira, otro que de valiente tiene
poco, debió cavilar en el descanso que peor no podían jugar y estaban
empatados. El equipo dio un paso adelante, tiene buena condición física y
se le subió a las barbas a México. Tras un par de amagues, Tshabalala
culminó un contragolpe monumental con un zurdazo a la escuadra del
Conejo Pérez: mete ese gol La Roja y hacemos una vídeo, ¡o una película!
México acusó el golpe y Sudáfrica creció. Rodríguez cometió penalti
sobre Modise, agarrón cuando se disponía a rematar, y después del
empate, Mphela tiró al poste. El Bafanazo amenazaba pero los mexicanos
mejoraron con los cambios y el miedo a la derrota les espabiló. Tuvieron
la fortuna del error/inexperiencia de la zaga africana, que bien
lamentó Parreira después del partido. Con un solo pasito adelante, ya
digo, del central, la jugada hubiese sido invalidada por el árbitro
uzbeko que dirigió el partido. Con un auxiliar de su país y otro de
Kirziguistán y el cuarto árbitro, chino. Debe ser la universalidad del
Mundial, lo de Al Ghandour y cía forman parte del decorado, por lo
visto. Y no, mal no estuvo el pintoresco equipo arbitral: se comieron un
penalti que pudo ser el 2-0, pero eso sabemos que pasa en las mejores
familias. Pero que a la FIFA le gusta jugar con fuego tampoco se
discute. 1-1. Empate a decepción.
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